Capítulo 3
19:12 |
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Amanda sale sulfurada de la mansión y muy nerviosa. Luis
Carlos está asomado en la ventana del torreón del castillo mirando como su
única esperanza se va por su culpa. Amanda va corriendo a cruzar la carretera
cuando de repente, un coche se abalanza sobre ella.
AMANDA: ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!! … … …
Amanda está justo en frente del coche, y éste flotando como
si de magia se tratara, Amanda echa la mirada hacia la ventana de la mansión y
ve a Luis.
ÓSCAR: ¡Niña insolente! (Asoma el conductor la cabeza por la
ventanilla) ¡¡Anda con más cuidado!!
AMANDA: ¡Lo siento mucho señor!
El coche sigue su camino.
CONTACTO: Señor, ¿esa no es la hija de Gonzalo?
ÓSCAR: (Se extraña…) Tienes razón, ¿Qué coño hace aquí?
(Mira un momento por la luna trasera del coche y ve a Amanda entrar a la
mansión) ¡¡¡¿Qué coño hace entrando a la mansión?!!!
Amanda, vuelve a la mansión, sube las escaleras y llega
hasta el torreón, allí encuentra a Luis Carlos.
AMANDA: Tú… tú… ¿has hecho eso?
LUIS CARLOS: Sí… (Dice a Amanda sin volverse hacia ella)
AMANDA: No… no lo entiendo… primero me hechas de aquí, dos
veces… y ahora haces esto…
LUIS CARLOS: Que te halla echado de aquí no significa que no
tenga que salvarte la vida…
AMANDA: No, no lo entiendo…
LUIS CARLOS: Yo tampoco lo entendía cuando me pasó…
AMANDA: Cuando te pasó ¿el qué?
LUIS CARLOS: (Se vuelve hacia Amanda) ¿No me ves? ¡¡Soy un
fantasma!! ¡¡Estoy muerto!!
AMANDA: ¡¿Y si estás muerto por qué te puedo ver?!
LUIS CARLOS: Porque no soy un fantasma normal…
AMANDA: Ah claro, veo a un muerto, me estoy volviendo loca y
ahora para colmo no veo fantasmas normales…
LUIS CARLOS: Lárgate…
AMANDA: No me pienso largar hasta que me des una
explicación…
LUIS CARLOS: ¡¡¡QUE TE LARGUEEEEEEEEEEEEEEEES!!!
Amanda baja las escaleras y se va de la mansión resignada
por no darle respuestas a todas esas dudas que tiene dentro de la cabeza.
Amanda vuelve a casa allí les está esperando su madre y su padre para comer.
MARISA: ¡Hija! ¿Qué has estado haciendo? Iba a llamar al
instituto para ver si te ha pasado algo…
AMANDA: No, solo que me he entretenido hablando con Ángela.
MARISA: ¿Te ocurre algo?
AMANDA: No, no me ocurre nada…
MARISA: Bueno, pues vamos a comer.
AMANDA: No, no tengo hambre, tengo sueño, me voy a echar un
rato en la cama… (Amanda se encierra en su habitación)
MARISA: (A Gonzalo): ¿Qué le pasa? ¿Por qué está así?
GONZALO: Seguro que son cosas de chicos, cuando llegan a
estas edades siempre es eso.
MARISA: No sé… y si… ¿Y si es verdad lo que dice del
fantasma?
GONZALO: ¡Marisa por dios! No digas tonterías.
MARISA: Es que no se… está muy rara.
Amanda en su habitación se echa a la cama derrumbada, rota
por el dolor y por la impotencia de no saber porque le pasa estas cosas. Pero
entonces se acuerda del papel que le dio el encapuchado, se busca por los
bolsillos y lo encuentra. Después de pensárselo varias veces por fin llama…
Pero fue en vano, no contesta nadie. Las horas del reloj pasan como si fueran
eternidades, Amanda atraviesa la etapa más complicada de su vida.
GONZALO: Cariño, tengo que salir un momento he quedado con
un hombre para una entrevista de trabajo…
MARISA: ¿Y como no me has dicho nada? ¡Que bien! A ver si
hay suerte y salimos ya de una vez de esta maldita crisis.
GONZALO: Eso espero, bueno me voy.
MARISA: Adiós.
Gonzalo cierra la puerta, coge el coche y se dirige al
polígono industrial a las afueras de la ciudad. Allí les está esperando el
jaguar negro que casi atropella a Amanda.
GONZALO: Hola Óscar, ¿ha sucedido algo grave?
ÓSCAR: Sí, bastante
grave.
GONZALO: Desembucha.
ÓSCAR: ¿Se puede saber que hacía tu hija este medio día
saliendo de Villa Trevi?
GONZALO: (Se extraña) ¿Mi hija? Debe de haber una confusión…
ÓSCAR: ¿Confusión? ¡¡¿Se puede saber por qué coño me tenía
que confundir?!! ¡¡Tu hija nos está
poniendo en peligro a todos!! ¡¡A todos!!
GONZALO: … ¿Pero por qué? Si mi hija va a ese caserón creo
que no es de vuestra incumbencia…
ÓSCAR: Yo lo único que te digo que o la alejas de ese sitio,
o estamos muertos
GONZALO: ¡¡¿Pero por qué?!!
ÓSCAR: ¡Señor García! Mi paciencia tiene un límite, no hagas
más preguntas y dedícate a cumplir órdenes, ¿entendido?
GONZALO: Entendido.
ÓSCAR: Eso espero
Óscar se marcha en su jaguar negro, y Gonzalo se queda
pensando que tiene que ver Villa Trevi con sus planes, y más aun, que tiene que
ver Amanda en todo esto. A partir de este momento, la relación padre e hija
cambiará para siempre.
Gonzalo llega a casa muy sulfurado, abre la puerta y se
encuentra a Marisa viendo la tele.
MARISA: ¿Ocurre algo?
Gonzalo no contesta, se dirige a la habitación de Amanda y
da golpes en la puerta.
GONZALO: ¡Amanda, abre!
AMANDA: No quiero
GONZALO: ¡¡Te he dicho que abras!!
MARISA: ¿Pero que pasa?
GONZALO: Déjame Marisa, (Da golpes aun más fuertes) ¡¡Abre
la puñetera puerta de una vez!!
AMANDA: (Abre la puerta) ¿Qué quieres?
GONZALO: ¿Dónde has ido al salir del instituto?
AMANDA: ¿Pues donde voy a ir? Pues a casa… (Se pone
nerviosa)
GONZALO: ¡¡Mentira!! (Le da una bofetada)
MARISA: ¡Gonzalo! ¿Se puede saber que haces?
GONZALO: Tu hija, que ha vuelto a la mansión, y le dije que
no volviera.
MARISA: ¿Y por eso te pones así?
GONZALO: (No sabe que decirle y se inventa una excusa): ¡Sí!
Ahí hay mucha prostitución y drogas, al lado hay un prostíbulo sin ir más
lejos… (A Amanda) ¡¡Te prohíbo pisar más esa casa!! ¿¿¡Me oyes!??
Amanda rota de dolor, por lo que siente dentro de ella y por
la bofetada que le ha pegado su propio padre, no contesta y como un alma en
pena llorando a mares, se dirige a la puerta de casa y se va.
MARISA: ¿¡Que has hecho Gonzalo!?
GONZALO: Déjala, que se vaya y recapacite…
Amanda se aleja de casa, se pone a llover a cántaros y busca
un sitio para refugiarse, pero por una estrecha calle ve a Ángela y Jorge.
ÁNGELA: ¡Hola Amanda!
AMANDA: ¡Déjame tengo prisa!
JORGE: ¿Quieres un paraguas? Vas empapada…
AMANDA: ¡¡He dicho que me dejes!!
ÁNGELA: Uuuuh… que humos… ¿y a esta que mosca le ha picado?
JORGE: No sé, pero así empapadita está más buena
ÁNGELA: (Le pega una colleja a Jorge)
JORGE: ¡Ay!
Amanda corre rumbo a un callejón solitario, la lluvia se
hace cada vez más intensa, cae rayos, centellas y relámpagos y se va haciendo
de noche. Por fin encuentra el callejón, y se sienta en un poyo que la aguarda
del frío y de la lluvia. Amanda tiritando se pregunta:
AMANDA: ¿Por qué me pasa a mi esto? ¡¿Por qué?! (Se pone a
llorar aun más) Yo solo quiero una respuesta…
De repente una sombra se acerca a Amanda, tapando la única
luz que daba una cutre farola.
GLORIA: En mí encontrarás la respuesta…
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22/06/2012 - 22:10
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